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  • Eliana Wilches

¿Y tu familia qué?

Este fue el título con el que la iglesia a la que pertenezco, El Lugar de Su Presencia, tituló hace un año una serie de talleres que giraron en torno a la familia. Cada una de las semanas que transcurrieron en torno a este taller, me llevaron a revisar los fundamentos de mi hogar y a entender mejor lo que significa tener una familia o pertenecer a una. En esta serie de mensajes, Rey Matos, autor de los libros “Señor, que mis hijos te amen”, “Mujer: Sello de la creación” y “Cuando el sexo no es suficiente”, presenta y describe el papel protagónico que juega la familia en la vida de toda persona.

Es por eso que, al igual que “Educación”, concepto al cual me referí en el blog de la semana pasada titulado: “¿Para qué educar?”, los conceptos de familia y hogar también merecen ser retomados y discutidos. ¿Por qué? Porque es realmente en el seno de la familia y al interior del hogar donde, en definitiva, tiene lugar la educación y formación de toda persona, no sólo en sus primeros años de vida, si no a lo largo de ella. Nunca impactará tanto la vida de una persona lo que pueda recibir de la academia, de la sociedad o de cualquier otro ente, como lo hace lo que se vive en familia dentro de un hogar, si es que se tiene la suerte de contar con una.

¿Qué es entonces familia? ¿Qué lugar en esta tierra merece atribuirse el dulce nombre de “hogar”? Bien, pues buscando contestar ésta a esta pregunta un tanto filosófica, acudí nuevamente a la fuente más consultada en la red, confiada de que allí hallaría, de seguro, una respuesta. Pero, ¡vaya sorpresa la que encontré! la palabra “familia” no tiene allí un único concepto, más bien se define como: “ambigua”. Con esto, argumentan, según entiendo, que “Familia” es un concepto relativo, con muchos matices, de muchos tipos, para todos los gustos, con diferentes modelos… en últimas, ¡podríamos afirmar entonces que “familia” es cualquier cosa y a la final, no vendría siendo nada!

Desilusionada de mi hallazgo, decidí tomar distancia de aquel lugar y e ir a la fuente que considero una la más antiguas y a, la vez, de mayor vigencia y credibilidad en la historia de la humanidad, esto con la esperanza de encontrar una respuesta. Debo confesar sin asombrarme que superó mis expectativas estableciendo unos estándares lo bastante convincentes para mi concepto ideal de familia.

De esta manera, a medida que enumero estas características, te invito a hacer una autoevaluación para identificar en qué momentos, el grupo de personas con el que convivo (definición genérica de familia), se constituye realmente en una familia, el lugar propicio para que una persona halle cabida y sienta que es el lugar al que pertenece, pues en definitiva, una familia se hace, no por biología o genética, sino por las relaciones que allí se establecen y los valores que la definen. Sin más preámbulos, veamos de qué se trata: para esto refiero algunos versículos de la Biblia sobre familia tomados de dailyverses.net/es/familia en la Traducción de Lenguaje Actual (TLA)

  • LAS PALABRAS. Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes. Deuteronomio 6:6-7

Todas las palabras que declaras en casa hacia ti mismo o hacia otros, lo bueno, lo malo, lo necio, lo torpe, lo amable y lo rudo… son como pincelazos de colores pintando el cuadro de tu hogar y le dan matices a cada miembro de tu familia. ¿Qué color tiene tu hogar? Asegúrate de hablar bien siempre y en todo lugar. Estas son las palabras que tus hijos repetirán tarde o temprano.

  • CREENCIAS. “Cree en el Señor Jesús, y tú y tu familia se salvarán.” Hechos 16:32

Aquello sobre lo que pones tu fe definirá el destino de tu familia. Sin pensarlo, llegarás a parecerte a aquellos a quienes consideras un modelo a seguir. ¿Quién es tu modelo a seguir? Si aún no tienes uno, ten en cuenta que quien no sabe para dónde va, cualquier bus le sirve…

  • UNIDAD. Hermanos míos, yo les ruego, de parte de nuestro Señor Jesucristo, que se pongan todos de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes. Al contrario, vivan unidos y traten de ponerse de acuerdo en lo que piensan. 1 Corintios 1:10

Un popular dicho reza: “Divide y reinarás”; y podemos decir que tiene mucho de cierto. La clave está en identificar quien reina en un hogar dividido: ¡no puede ser otro que el caos! En lugar de esto, es necesario hacer acuerdos. Trabajen como familia por objetivos comunes y de seguro los lograrán si se lo proponen.

  • OBEDIENCIA. Querido jovencito, cumple al pie de la letra con los mandamientos de tu padre y con las enseñanzas de tu madre. Grábatelos en la memoria, y tenlos siempre presentes. Proverbios 6:20

Este es un ingrediente de doble filo que conlleva una gran responsabilidad para los padres. Establece normas y reglas que seas capaz de hacerlas cumplir, y aún más, en las que tú seas ejemplo de consistencia. Se coherente entre lo que dices y lo que haces, de lo contrario, generarás rebeldía en tus hijos. Asegúrate de cumplir lo que dices y de pensar muy bien antes de hablar. Comprende que los limites sanos y bien definidos les brindarán seguridad.

  • IMPORTANCIA. …¿acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella lo olvidara, yo no me olvidaré de ti. Yo te llevo grabada como un tatuaje en mis manos, siempre (te) tengo presente.... Isaías 49: 15-16

Reconoce las fortalezas de cada miembro de la familia. Evita las comparaciones entre hijos. Recuerda los mejores eventos vividos en familia y asegúrate que conservar en tu memoria lo más positivo de cada etapa de la vida de tus hijos. Valora y disfruta el camino y encontrarás mayor alegría aún en los momentos más difíciles.

  • AMOR. Si decimos que amamos a Dios, y al mismo tiempo nos odiamos unos a otros, somos unos mentirosos. Porque si no amamos al hermano, a quien podemos ver, mucho menos podemos amar a Dios, a quien no podemos ver. 1 Juan 4:20

El verdadero amor es incondicional y se entrega por completo. Ama desmedidamente a cada miembro de tu familia. Entiende que perdonar a tiempo y con sinceridad se convertirá en un arma poderosa para restablecer las relaciones y estrechar los lazos entre ustedes. Da siempre segundas oportunidades.

  • JUSTICIA. En cambio, el amor de Dios siempre será el mismo; Dios ama a quienes lo honran, y siempre les hace justicia a sus descendientes, a los que cumplen fielmente su pacto y sus mandamientos. Salmos 103:17-18

Ser justo significa dar a cada quien lo que merece. Reconoce que tus derechos terminan donde comienzan los de los demás. Trata a otros como esperas que te traten y no esperes a recibir para dar. Recuerda que es mejor dar que recibir.

  • DISCIPLINA. Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos. Más bien edúquenlos y denles enseñanzas cristianas. Efesios 6:4

Esfuérzate por generar buenos hábitos de conducta y trato en todos los miembros de tu familia. Se consistente con las normas que estableces tanto en los incentivos como en los correctivos. Ten en cuenta las diferencias y límites de cada edad y corrige de acuerdo a la naturaleza de la falta, con justicia y respeto.

  • INSTRUCCIÓN. Educa a tu hijo desde niño, y aun cuando llegue a viejo seguirá tus enseñanzas. Proverbios 22:6

Nunca dejes para después lo que puedes hacer hoy. La edad para educar empieza desde los primeros meses. No permitas que tus hijos se te salgan de las manos para corregirlos. Una voluntad firme hay que quebrarla antes que pueda recordarlo. De esta forma aseguras en gran parte que más adelante tengan el carácter de tomar las mejores decisiones.

  • HONRA. Obedezcan y cuiden a su padre y a su madre. Así podrán vivir muchos años en el país que les voy a dar. Éxodo 20:12

Imparte el sentido del respeto por la autoridad a través de un trato amable y cordial. Evita la gritería en casa y genera espacios de confianza con tus hijos pero sin permitirles que sobrepasen los límites de una relación sana y equilibrada. No te burles de tus hijos ni les permitas jamás hacerlo contigo.

  • ARMONÍA. ¡No hay nada más bello ni más agradable que ver a los hermanos vivir juntos y en armonía! Salmos 133:1

Un hogar en paz es un hogar feliz. Estar en paz no significa cortar la comunicación ni dejar que predomine el pensamiento del más fuerte. En su lugar, genera espacios de diálogo que permitan a todos expresar sus opiniones y llegar a acuerdos sobre todo tipo de temas. El diálogo es la mejor herramienta para conocerse y fortalecer la armonía. No permitas que la tecnología se interponga en ella.

  • SABIDURÍA. El hijo bueno y sabio es motivo de gran alegría para su padre y su madre que le dieron la vida. Proverbios 23:24

Genera oportunidades para que tus hijos tomen pequeñas decisiones donde, aún si se equivocan, puedan aprender de sus propios errores. Enséñales a recibir consejos y a filtrarlos para identificar las oportunidades y amenazas de cada situación. De esta forma desarrollarán sabiduría y les harán crecer y desarrollar carácter y poder de decisión.

  • ESPERANZA. Queridos hermanos, ¡nosotros ya somos hijos de Dios! Y aunque todavía no sabemos cómo seremos en el futuro, sí sabemos que, cuando Jesucristo aparezca otra vez, nos pareceremos a él, porque lo veremos como él es en realidad. 3Todo el que espera confiadamente que todo esto suceda, se esfuerza por ser bueno, como lo es Jesús. 1 Juan 3:2-3

Ten presente que cada etapa de la vida plantea retos diferentes en la crianza, pero que a medida que los hijos crecen, estos retos pasan a ser banderas que conmemoran victorias y que dan esperanza para los tiempos por venir. Siempre espera lo mejor de tus hijos. Ten las más altas expectativas de ellos y responderán naturalmente a ellas.

  • BONDAD. Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan. Lucas 11:13

Aunque la necedad está ligada al corazón de los pequeños, debemos fortalecer y reforzar positivamente las muestras de bondad que salen espontáneamente para que sean cada vez más conscientes de ello y se convierta finalmente en su estilo de vida. Nunca impactarás tanto como con tu propio ejemplo. Se bondadoso con todos los que te rodean y de seguro recibirás todo aquello que hayas sembrado.

No me queda sino mostrar mi agradecimiento a Dios por la familia en la que crecí y honro a mis padres por el hermoso hogar que formaron y todo el esfuerzo que pusieron en darnos lo mejor a mis hermanas y a mí. Así mismo, me siento agradecida por lo que hasta ahora ha sido mi familia y porque no hemos dado a la tarea de trabajar en cada uno de estos ingredientes para que nuestra familia sea un verdadero hogar, dulce hogar.

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